G. DUCHENNE

Por: Alicia Rodríguez Ponce

Guillaume Duchenne es el ejemplo de un médico que no hizo carrera académica y tampoco 
hospitalaria. Su vida fue todo lo contrario a lo que estamos acostumbrados a ver en las grandes 
celebridades médicas de su tiempo. Sin embargo, fue un genial cultivador del empirismo clínico 
que llegó a convertirse en una figura clave en la constitución de la neurología moderna.


Duchenne nació el 17 de septiembre de 1806. Recibió su educación inicial en Douai, antes de trasladarse 
a París, cuando tenía 21 años, para estudiar medicina. Durante este periodo sintió devoción por Laennec, 
Dupuytren y Magendie. Se doctoró el 30 de abril de 1831 y, cuando finalizó  sus estudios, regresó a Boulogne
para ejercer su profesión. Durante esos años se casó, pero su mujer falleció al poco de dar a luz a su hijo, que
quedó al cuidado de la familia materna. Ésta le acusó del fallecimiento de su esposa.
Con tendencia a la depresión, a la melancolía y a la soledad, cada vez estaba menos interesado en sus pacientes.
Sin embargo, poco a poco mostró interés por un nuevo fenómeno: la electricidad. Cuando tenía 36 años decidió
marchar de nuevo a París.

En la capital francesa estuvo ejerciendo en hospitales y clínicas de caridad. Su objetivo era buscar enfermedades 
neurológicas nuevas y raras. Para ganarse la vida tuvo que dedicar parte de su tiempo al ejercicio privado, pero 
sólo lo imprescindible para mantener una vida austera, bohemia y solitaria. Descubrió que era posible excitar 
un nervio y un músculo a través de la piel. Construyó un instrumento que llevaba siempre consigo. Cada 
mañana llegaba al hospicio cargando su caja de caoba con manivela, con la pila y la bobina de inducción; 
“avec sa pile et sa bobine”, como decían sus conocidos. A veces se reían de él: "Ya llegó el viejo con su caja de 
malicia". En París muchos colegas le ridiculizaron y le trataron como un excéntrico venido de provincias.


Máquina de Duchenne

Mañana tras mañana, durante muchos años, buscaba casos interesantes que estudiaba con todo detenimiento. No 
faltaban las discusiones con los internos y con los jefes de los servicios. Poco a poco fue convirtiéndose en el 
creador del electrodiagnóstico y de la electroterapia y se reconoció su pericia clínica y su gran capacidad para 
analizar los problemas. Esta fama llegó a oídos de Trousseau y de Charcot. Éste último se refirió a él en alguna 
ocasión como “un maestro”. Le enseñó a caracterizar los diferentes tipos de temblor de varias enfermedades 
neurológicas y endocrinas por medio de un procedimiento ingenioso: hacía que el paciente sostuviera entre las 
manos un sombrero adornado con plumas de avestruz, como se estilaba en ese tiempo; por leve que fuera el 
temblor, éste se transmitía amplificado al plumaje. Charcot también acostumbraba a preguntarse: ¿cómo es 
posible que, una mañana, Duchenne descubriera una enfermedad que probablemente existiera en la época de 
Hipócrates? Por su lado Trousseau también le admiraba; en ocasiones le exponía sus trabajos en las sesiones 
oficiales, ya que a Duchenne no se le daba bien hablar en público.

Más tarde también se interesó en la anatomía patológica. Adquirió pericia en el microscopio junto a 
Charcot. Igual que ocurría con la clínica, sus investigaciones en este campo fueron muy minuciosas. Mejoró 
algunas técnicas y buscó nuevos procedimientos para el corte de los tejidos. Ideó una especie de pequeño arpón 
(“histological harpoon”, lo llamó Gowers) con el que realizar biopsias.

Sus observaciones de la actividad de los músculos tanto en estado de salud como de enfermedad, las recogió en 
su obra De l'électrisation localisée... (1855), que llegó a alcanzar tres ediciones, y La physiologie des 
mouvements (1867).

Duchenne descubrió nuevas entidades nosológicas y proporcionó la explicación de otras que no estaban del todo 
aclaradas. Describió, por ejemplo, la ataxia locomotora tabética, que la distinguió de la ataxia locomotora de 
Friedreich. Demostró que se trataba de una complicación tardía de la sífilis. También demostró que la 
poliomielitis, llamada entonces “parálisis esencial de la infancia”, de la que se desconocía su localización, era 
un problema de las neuronas motoras de la médula espinal. Otra de sus contribuciones fue la de clarificar con 
François Amilcar Aran la atrofia muscular progresiva (atrofia de Aran-Duchenne). También describió la llamada 
parálisis bulbar que lleva su nombre y cuyo estudio completaron Hutchinson y Gowers (1879).

Duchenne describió asimismo varias formas de parálisis saturnina y de parálisis facial. En 1858 documentó el 
caso de un muchacho de 9 años que estaba perdiendo la capacidad de caminar. Buscó casos similares y, diez 
años más tarde, en 1868, publicó un trabajo extenso sobre la enfermedad que lleva su nombre. Entre las 
miopatías distróficas se distingue entre las llamadas primitivas o distrofias musculares verdaderas, y las 
congénitas. Entre las primeras está la forma infantil seudodistrófica maligna de Duchenne o de Duchenne-Erb. 
Existen unos 6 casos por cada 100.000 habitantes. Afecta sólo a varones y empieza antes de los 4 años y rara 
vez más tarde. Se hereda con carácter recesivo ligado al cromosoma X. Se afectan especialmente los músculos 
pelvifemorales y, más tarde, los de la cintura escapular, con pseudodistrofia de las pantorrillas. Progresa deprisa 
y los afectados mueren antes de los 20 años por insuficiencia respiratoria. Hasta la década de 1980, se sabía 
poco acerca de la causa de cualquier tipo de distrofia muscular. En 1986, un grupo de investigadores lograron 
la identificación de un gen que, al estar defectuoso ocasiona la DMD. En 1987 se identificó la proteína asociada 
a este gen y se la denominó "distrofina" cuya misión es mantener las propiedades físicas de la membrana de la 
célula muscular. La falta de dicha proteína facilita los fenómenos de destrucción muscular que caracterizan a 
éste tipo de distrofias.

Hay que señalar que otros colaboraron también a la descripción de la enfermedad: Erb (1884) ofreció la 
descripción de la forma juvenil escapulohumeral; Leyden y Mobius, la del tipo inferior pelvifemoral. En 1884 
Landouzy y Dejerine describieron otra forma de distrofia muscular progresiva, la facioescapulohumeral que 
lleva sus nombres.

En Francia la labor de Duchenne no mereció demasiado el reconocimiento de la Académie de Médecine. Sí lo 
fue, en cambio, por parte de las academias de Roma, Madrid, Estocolmo, San Petersburgo, Ginebra y Leipzig.

En su obra Mécanisme de la physionomie humaine, ou Analyse électro-physiologique de ses différents modes 
d'expression, en la que recoge los resultados del estudio de las expresiones de la cara mediante corrientes 
galvánicas, se muestra también como un excelente fotógrafo al servicio de la investigación. Una de sus primeras 
acciones fue la fundación del laboratorio de fotografía de la Salpêtrière. Su alumno, Bourneville, publicó más 
tarde la Revue médico-photographique des hôpitaux. Darwin publicó alguna de las fotografías en su obra The 
Expression of the Emotions in Man and Animals.

La obra escrita de Duchenne es bastante extensa. Se concentra sobre todo en los años cincuenta, sesenta y 
principios de los setenta del siglo XIX. Publicó en las revistas francesas más prestigiosas de la época como 
Archives générales de médecine, Gazette hebdomadaire de médecine et de chirurgie, Bulletin général de 
thérapeutique, L'Union médicale, Bulletin général de thérapeutique médicale et chirurgicale, entre otras.

Su único hijo también estudió medicina. Cuando se especializaba en neurología en París contrajo la fiebre 
tifoidea y murió en 1871. Solo, otra vez en París y con una salud cada vez más débil, Duchenne murió de una 
hemorragia cerebral el 15 de septiembre de 1875.

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